martes, 16 de diciembre de 2008

Una noche diferente

La primera vez que le vi fue en la entrada de una discoteca de moda que hay por el centro de Madrid. No soy asidua a esos lugares, pero un grupo de amigas me amenazó con no regalarme nada por mi próximo cumpleaños, así que no me quedó otro remedio que ir. Y para qué engañarnos, también tenía curiosidad por saber cómo era ese antro del que la gente hablaba tan bien. El caso es que yo ahora mismo también soy una de esas personas que lo pone por las nubes, pero no por la música, ni la decoración, ni el ambiente, sino por él. Como ya he dicho, nuestro primer cruce de miradas ocurrió en la entrada. No le di demasiada importancia, hasta que nos reencontramos en la barra y pude apreciar mejor lo atractivo que era. Pedí un vodka con hielo, y justo cuando estaba sacando el dinero se adelantó sonriendo mientras me invitaba. Me sentí como la protagonista de una película cinematográfica. Comenzamos a hablar de las típicas cosas sin importancia que se cuentan en las discotecas y que se olvidan enseguida. Entonces coincidió su mirada y su forma de mover la boca al hablar con la canción que más me gustaba, y no pude evitar lanzarme sobre él como una adolescente enamorada. Él me respondió con un beso salvaje que sabía a humo y alcohol, y un “¿Vamos al baño?”. Claramente los dos habíamos estado pensando en lo mismo durante toda la noche. No le contesté, simplemente le cogí de la mano llevándolo hasta el baño de chicas, que sorprendentemente estaba vacío. Nos metimos en un cuarto y continuamos ese beso salvaje de antes, que ahora sabía, además, a las ganas que nos teníamos los dos. Mis manos buscaron rápidamente la cremallera y el botón de su pantalón, y las suyas mi falda y mi tanga que acabaron en el suelo. Tras unos momentos de tocamientos sin pudor, me cogió, me dio la vuelta y me agachó penetrándome fuertemente mientras mis manos se resbalaban apoyándose en la puerta. Fue todo perfecto salvo que no tardó mucho en correrse. Y allí nos quedamos, mirándonos mientras nuestra respiración volvía a su ritmo normal. Nos pusimos la ropa en su lugar y salimos disimuladamente como si no hubiera pasado nada. Pensé en pedirle el móvil, pero eso hubiera sido una contradicción en mi historial. Así que simplemente nos despedimos con otro salvaje beso y un hasta pronto, aunque no sabía cuándo. La segunda vez que le vi ya es otra historia.

10 comentarios:

Casi Nadie Lo Sabe dijo...

Por fin leemos algo más de ti...

¿estás segura que tu regalo de cumpleaños no era ÉL?

Simpatico canalla dijo...

Gracias por invitar al blog.
Tiene buena pinta.
Un besote

Arrítmica dijo...

Anda! estrenas blog y estrenas polvo ajajaja
a ver que te vas contando, asi que puedo ser testigo de la apertura de tu blog no?
Gracias por contar conmigo.

Amparo dijo...

Ya quiero leer esa otra historía. Yo tuve una parecida a esta primera pero fue en los baños de una estación de tren (romántico, eh xDDD pues para nada)


Bsus de Amp

Verónica dijo...

Me gusta el blog y como escribes, te encontre de casualidad y me gusta, me quedo leyendote...

besotes de esta peke.

pd: te espero por mi rincon con una buena taza de cafe caliente.

Luchida dijo...

Hostias como mola xD Esas historias son las que recuerdan.

QuatrEsguards dijo...

Escribe pronto.

arnand dijo...

Espero que sigas escribiendo para seguir leyendo...
Besox

Pambtomaca. dijo...

http://desorientadeslletres.blogspot.com/

imperfecta dijo...

gracias por pasarte por mi blog, a ver si posteas algo nuevo pronto :)